La piedra volcánica negra simboliza fuerza, conexión con la tierra y transformación. Es conocida por su capacidad para absorber energía negativa, ayudando a liberar tensiones y promover la calma. Asociada con la resistencia y el renacimiento, es ideal para quienes buscan estabilidad emocional y un recordatorio del poder de superar adversidades. Su energía está profundamente ligada a la renovación y el equilibrio interior.